El experimento clásico de Bandura sobre aprendizaje social y agresividad

Imagen de Francisco Calzado

Con frecuencia se citan los experimentos de Albert Bandura sobre el aprendizaje por observación para ilustrar la fuerza que pueden llegar a tener los modelos adultos, sobre todo a través de los medios de comunicación, sobre conductas agresivas en los niños.

A continuación mostramos un resumen muy conciso del experimento de Bandura:

Y ahora un par de prevenciones necesarias para valorar en su justa medida este tipo de experimentos. Reproducimos dos párrafos de un libro de un periodista alemán muy crítico con la Psicología:

Se debería haber tenido en cuenta que los niños se hallaban presionados por las expectativas de los adultos, como señala el canadiense Jonathan Freedman: "Puesto que toda la situación había sido preparada por el organizador del experimento, ellos tenían motivos para suponer que se les pedía un comportamiento agresivo, que los adultos esperaban eso de ellos". A esta crítica han ido sumándose otros psicólogos: la situación experimental que planteaba Bandura motivaba fuertemente a cooperar con los experimentadores, de manera que los sujetos procuraron actuar no espontáneamente, sino tal como se esperaba de ellos.
Kaplan y Singer formulan una crítica más fundamental: que los resultados de este tipo de experimentos de laboratorio no pueden generalizarse sin más ni más a la vida corriente. "Ahí se recluta a unas personas que por propia iniciativa, a lo mejor, nunca se quedarían a contemplar semejantes escenas; se crean enfados artificiales, se provocan situaciones experimentales que invitan expresamente a la violencia sin peligro para el actuante (cosa que nunca ocurre en la vida real), y se definen conductas agresivas que no lo son en realidad".

  (Las falacias de la Psicología, de Rolf Degen, editorial Ma Non Tropo, Barcelona, 2001, página 114)

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